Un cafecito c19

Capítulo 19: Agosto ~La leche seki no es una bebida~

El día de hoy estaba lloviendo. Por la tarde, contacté al Jefe y me dirigí al café “Lluvia vespertina” alegremente.

Al parecer el Jefe estaba ocupado este día. Por lo general viene a recogerme, pero esta vez solo me pidió que fuera cuidadosa en el camino.

Tras subir al tren ligeramente lleno, cambié a una línea diferente a mitad de camino y bajé frente al Hospital. Llena de energía, comencé mi recorrido por la pendiente “Dutch” bajo este clima lluvioso.

En los días lluviosos del verano hay mucha humedad. Para cuando arribé al café, estaba sudando. Sequé mi frente un poco con mi pañuelo y entré a la tienda por la puerta trasera.

—Buenas tardes~ —dije, pero el Jefe no estaba en el área de descanso ni en la cocina.

Pese a eso, el aire acondicionado estaba encendido, así que debería estar en algún lado.

El edificio donde estaba el café era de dos pisos, por eso cabía la posibilidad de que estuviera arriba. No creí que hubiera un problema en particular, por lo que comencé a limpiar el piso. Mientras lo hacía el Jefe llegó.

Me sorprendí porque bajó corriendo, tenía una expresión tensa y eso hizo que me asustara. Enseguida se acercó a mí y me dio un golpecito en la frente con su dedo.

—¡Si estás aquí, avísame!

—¡Per-perdón!

Creí que no era buena idea subir sin permiso, por eso no traté de comprobar si estaba allí. Aunque no tenía que decírselo en persona, pude haber enviado un mensaje o llamarlo por teléfono… Estoy reflexionando al respecto.

—Tendré más cuidado de ahora en adelante.

—No… Ahora que lo pienso, fue mi culpa por haber estado arriba.

—No, la culpa es mía.

Al parecer se preocupó porque pensó que no había llegado, incluso me llamó varias veces. Había dejado mi teléfono en mi mochila en el área de descanso, por eso no me di cuenta.

—Debí haber ido por ti después de todo.

—¡No, no, no tienes por qué preocuparte!

Cuando le pregunté si había estado ocupado, de súbito desvió la mirada. No quería hablar de eso. Supongo que está bien, así que cambié de tema y pregunté por el menú de hoy.

—Hoy tendremos leche seki y café.

—¡Imposible, ¿dos bebidas?!

—La leche seki de Nagasaki no es una bebida. Sino un postre similar al sorbete.

—¡Hablas en serio!

No lo sabía.

Por lo general una leche seki está hecha con yema de huevo, azúcar y leche normal, sin embargo en la versión de Nagasaki usan sorbete y hielo. Dijo que prepararía un poco ahora.

Fui a la cocina junto a él para ver el método de preparación.

Los ingredientes eran: huevo, azúcar, leche, esencia de vainilla, leche condensada y hielo. Primero colocaba la yema del huevo y la leche condensada en un recipiente y los mezclaba con un batidor. Luego añadía el azúcar, la esencia de vainilla y seguí batiendo. Por última, lo licuaba todo junto a hielo raspado. Así era como obtenías leche seki estilo Nagasaki.

Lo vertió en vaso largo de cristal y lo decoró con cerezas enlatadas.

Tras entregarme la leche seki recién hecha, me pidió que la probara.

Leche seki

Tomé asiento en una silla de la cocina y de inmediato hice lo que dijo. El sorbete era color crema pero tenía una consistencia similar a un copo de nieve, me aseguré de agarrar una buena cantidad con la cuchara. El tenue sabor de la leche se esparció por mi boca antes de desaparecer en un instante. Era moderadamente dulce, creí que tendría un sabor fuerte pero no fue así.

Desde mi punto de vista era el postre helado perfecto para una tarde calurosa como esta.

Habiendo dicho eso, hoy en día se usaba más el término malteada que leche seki para referirse a este postre. Tenía una larga historia, pero se cree que apareció por primera vez a finales de la era Taisho o principios de la era Showa. Dicen que en un caluroso día de verano, una tienda surgió con una forma de que las personas que subieran las colinas se refrescaran. Este alimento se esparció por Nagasaki y se convirtió en un postre amado por los locales.

—A menudo bebía leche seki que mi abuela preparaba cuando era niña. ¡Jamás creí que se podía hacer como un sorbete!

Creo que poco después de entrar a la escuela preparatoria, deje de tomarlas porque estaba subiendo de peso. Ahora que recuerdo mis días de adolescencia, esos dos primeros años fueron momentos muy difíciles. Creo que estaba en secundaria la última vez que lo bebí. Lo extraño.

—Muchísimas gracias, estaba exquisito.

El Jefe no me respondió, en cambio me entregó una hoja de papel con el menú para que lo colgara. Lo recibí y dije que lo entendía.

Mientras colocaba el letrero sobre la pared con la leyenda «Menú de hoy: leche seki y café», escuché que abrían la puerta.

Cuando fui a recibir al cliente, se trataba de un rostro conocido.

—Oooh~ ¡Nanase-san! Bienvenida.

—Buenas tardes, Hidaka-san.

La persona que acababa de llegar era Nanase-san de la editorial Miyabi. Hoy también llevaba puesto un traje profesional como de costumbre. Como se había mojado un poco con la lluvia, estaba usando su pañuelo para secarse las gotas de agua con una expresión preocupada.

—¿Te gustaría usar una toalla?

—Sí, por favor.

—Ahora vuelvo.

Fui por una toalla del área de descanso y se la entregué a Nanase-san. Luego la guíe a su asiento y le presenté el menú de hoy.

—El menú del día es leche seki y café.

—¿No son ambas bebidas?

—No, la leche seki de Nagasaki no es una bebida sino un sorbete.

—Oh, ¿en serio?

—De hecho, yo también acabo de enterarme.

—Oh, cierto. Tus padres son de Tokio.

Eh. ¿Cuándo le conté a Nanase-san que mis padres eran de Tokio? Ladeé la cabeza confundida, pero no lograba recordarlo. Quizá el Jefe se lo mencionó.

Aunque me distraje un poco, fui a la cocina por su orden.

—Jefe, tenemos un cliente.

—Entendido.

—Se trata de Nanase-san.

—¡!

Cuando mencioné quién era, los ojos del Jefe se abrieron de par en par. Me dijo que esperara ahí y salió rápidamente. Mientras lo veía marcharse, experimenté un sentimiento muy complejo.

Nadie se ha emocionado de esa forma por verme. Como lo pensé, Nanase-san probablemente sea una persona especial para el Jefe. Ella era una hermosa y serena mujer adulta. También lucían bien juntos.

Sin darme cuenta, solté un profundo suspiro.

Conforme tenía listo el café, el Jefe regresó y comenzó a preparar la leche seki. Me paré junto a él para utilizar la máquina de hielos y triturarlos.

Nanase-san estaba muy feliz con la leche seki porque esperaba algo frío. Dijo que tenía muchas calorías, pero aun así se lo comió con una gran sonrisa.

El Jefe la observó de cerca.

Viéndolos de esa forma, no pude evitar desviar mi mirada hacia la ventana. No parecía que la lluvia fuera a parar pronto.

Finalmente noté lo doloroso que podría ser el amor no correspondido. Pero estaba en medio del trabajo, no era el momento para sucumbir a mis sentimientos.

Recogí la taza vacía y traté de dejar a solas a la joven pareja, pero Nanase-san me detuvo.

—Hidaka-san, ¿ya te enteraste sobre la adaptación cinematográfica de la serie de detectives de Shinonome-sensei?

—¡Ah, sí! Fue toda una sorpresa.

Cuando compré el libro con el anuncio alrededor sin pensarlo, me dijeron que encontraría más información el sitio oficial de internet. 

—Pero también estoy interesada en el concurso por el libro autografiado.

—Tienes razón, casi olvido que tenemos eso planeado.

En una parte del anuncio también se mencionaba que realizarían un evento con Shinonome Yohko. Si comprabas dos libros y enviabas un formulario, entrarías a un concurso por un libro autografiado.

—¿Cómo es la firma de Shinonome-sensei?

—Shinonome-sensei rara vez firma cosas, esta será la primera vez que se hará un evento de este tipo.

—Entonces, será un objeto muy valioso.

—Así es, el ganador será muy afortunado.

—No tengo otra opción, tendré que comprar diez copias para aumentar mis posibilidades de ganar.

—¡No tienes que comprar tantos!

Por alguna razón el Jefe de pronto dijo eso.

Una copia del libro cuesta mil yenes aproximadamente, gracias a que era de pasta blanda el precio era bajo. Era un monto que podía gastar con el dinero de mi mesada. Aun así el Jefe me dijo que mejor comiera cosas deliciosas con ese dinero.

—Tiene razón, eres delgada, tal vez deberías comer un poco más.

—No, me avergüenza admitirlo pero últimamente he subido de peso…

Desde que comencé a trabajar aquí, he ganado unos cinco kilos ya que el Jefe sigue haciendo postres que son demasiados deliciosos para rechazarlos.

Durante las vacaciones de verano, ha sido una bendición tener que subir y bajar la cuesta Dutch. Temó ver frente a frente a la báscula.

—¿Eres del tipo que la ropa se ve holgada en ti?

—¿Su-supongo?

¡Desearía tener más grasa en mi pecho y caderas como Nanase-san!

No tenía con que compararme con ella, basta con verme en el espejo. La realidad era cruel.

Esta vez tomé su taza y regresé a la cocina. Lavé las cosas que utilizamos para cocinar y limpié la cafetera.

Decidí concentrarme en asear la cocina, para que pudieran pasar tanto tiempo como fuera posible entre ellos.

Todavía no parecía que fuera a parar de llover.

Por lo visto, el ruido de la pesada lluvia también devastó mi corazón.

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Una disculpa, se suponía que este capítulo estaba programado para la semana pasada, pero algo pasó. Culpemos a la edad y mi mala memoria.

Pobre de Oto-chan, no sabe que todo es un malentendido y que en reliadad le gusta a su Jefe. En ocasiones como estas, creo que el consejo número uno en cuestiones amorosas de Reika funcionaría. «Ya confiésate».

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