Les dije que en esta maratón habría de todo un poco y, aunque no ganó la votación de Navidad, les traigo de todos modos una historia corta llena de bromance y de «no homo». Fuera de broma, es una gran historia sobre amistad y con un giro bastante interesante. Se comprende de los dos puntos de vista de los amigos, así que la narración se encuentra muy enriquecida. Sin duda se los recomiendo.
Como de costumbre pueden descargarla en los siguientes enlaces o si prefieren la versión en línea solo den clic en «Leer más» o sigan desplazándose hacia abajo si ya abrieron la entrada por completo.
Sinopsis:
Tengo un amigo de la infancia.
Hacíamos cosas estúpidas, los adultos se enojaban con nosotros y nos ponían a limpiar los inodoros a los dos como castigo, nos quejábamos de que era una molestia y nos escapábamos para jugar, lo cual solo los hacía enfurecer de nuevo. Cuando nos echaban a patadas para que durmiéramos en el cobertizo, hacíamos un alboroto toda la noche y recibíamos el puño de hierro en la cabeza. Así fue como crecimos juntos.
Mi amigo de la infancia se convirtió en el héroe y salvó el mundo.
Mi héroe
Oneshot
DAILY DAYS NOVELS
Mi héroe
Tengo un amigo de la infancia.
Ese amigo se convirtió en el héroe y salvó el mundo.
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Nacimos en una aldea pequeña. Fuimos los únicos que nacimos ese año, nuestras casas estaban una junto a la otra, nuestras madres y padres eran amigos cercanos y ambos éramos varones. Así que nos hicimos amigos como si eso fuera lo más natural.
Sería sencillo resumirlo con la frase: «Siempre estábamos juntos». Nos cuidaron juntos, comimos juntos, tomábamos baños juntos y nos ponían a dormir juntos. También jugábamos juntos, nos enfermábamos juntos, caímos juntos y nos reíamos juntos.
Eso era lo normal y no tenía ninguna queja en particular. A menudo discutíamos, pero nuestra relación era bastante buena. Después de todo éramos amigos cercanos.
Sin embargo, conforme crecíamos, me di cuenta de algo. A diferencia de mí, que no tenía ninguna característica que sobresaliera en particular, ese chico era asombroso. Tenía un rostro apuesto y era alto, por eso no solo era popular con las chicas de la aldea, incluso con las chicas de los pueblos vecinos. Cuando se trataba de libros, él solo tenía que leerlos una vez para memorizarlos, era muy ágil y también era bueno cazando. No me sorprendió que fuera tan popular.
Me irritaba un poco, pero era un buen chico, y yo soy yo. Me agradaba lo bastante para pensar de esa forma y permanecimos como amigos todo el tiempo.
Hacíamos cosas estúpidas, los adultos se enojaban con nosotros y nos ponían a limpiar los inodoros a los dos como castigo, nos quejábamos de que era una molestia y nos escapábamos para jugar, lo cual solo los hacía enfurecer de nuevo. Cuando nos echaban a patadas para que durmiéramos en el cobertizo, hacíamos un alboroto toda la noche y recibíamos el puño de hierro en la cabeza. Así fue como crecimos juntos.
Muy, pero muy lejos en la capital, escuché que espíritus malignos estaban haciendo cosas malas por todas partes, pero nuestra aldea estaba lejos de la mano de Dios, rebosante de naturaleza, de hecho eso era todo lo que teníamos, por eso aun contábamos con las bendiciones de las hadas y lo descartamos como el problema de alguien más.
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Como sea, entre una cosa y otra, cumplimos quinceaños, salimos de compras al pueblo como de costumbre pero nos sorprendimos al llegar. En ese pueblo, donde había tantas personas que casi caemos de rodillas por el shock la primera vez que fuimos, había una gran multitud congregada y no pude evitar comparar el estado normal de este pueblo con el de nuestra aldea.
Por lo visto algunos VIP de la capital habían venido en búsqueda del héroe. Aquel que lograra sacar la espada legendaria de su vaina sería el héroe. Toda persona con algo de confianza en su espíritu, independientemente de su estatus, edad o género, dijeron que deseaban tomar el reto de la espada sin dudarlo.
Mi amigo de la infancia y yo fuimos a probar nuestra suerte, si tú te conviertes en el héroe, bajaré esas nueces que están en el lugar más difícil de alcanzar en el bosque y te las daré, o eso dijimos mientras nos empujábamos estúpidamente entre nosotros cuando estábamos formados.
Llegó mi turno y sobra decir que fui incapaz de sacar esa espada innecesariamente enorme, me sentí un poco aliviado de no haber comentado algo sobre mis ligeras esperanzas antes de que mi mano tocara el mango. Supongo que los cerdos no volaran pronto, solté una gran carcajada mientras le entregaba la espada a mi amigo.
Pero esa espada, que había sospechado estaba soldada, todavía con la funda entre mis manos, vi cómo únicamente la espada se deslizaba hacia afuera para situarse entre las manos de mi amigo de la infancia.
Los gritos y mofas ensordecedores de antes, de súbito se apagaron, y mientras los ojos de todos se posaban sobre mi amigo con una expresión de asombro, me pareció que mi amigo era el más sorprendido de todos ellos. En sus hermosos ojos, por alguna razón, no se reflejaron la espada que recién había desenvainado, sino la cara estúpida que yo estaba haciendo. Incluso ahora lo recuerdo a la perfección.
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Después de eso, de arriba abajo, a lo largo y ancho, anverso y reverso, fueron grandes noticias.
Con la aparición del héroe, el mundo se puso completamente patas arriba con aplausos ensordecedores. Fue tan grande la conmoción que el Rey, el Príncipe y hasta la Princesa se presentaron. Querían que mi amigo derrotara al Señor de los espíritus y que emprendiera un viaje para lograrlo. Mi amigo de la infancia añadió solo una condición antes de aceptar.
Que me permitieran acompañarlo durante ese viaje. Eso fue todo.
Si de todos modos iba a pedir cosas, bien podría haber solicitado suficiente dinero para no tener que preocuparse por el resto de su vida, pero eso fue todo lo que demandó. Encima de eso, sus padres también apoyaron esa idea. Encima de encima de eso, mis padres me sacaron a patadas mientras decían que definitivamente tenía que ir con él. Y aun encima de encima de eso, todos en la aldea y el Rey, quien había dudado al principio, así como los vasallos, magos y espadachines, a estas alturas, todos los que alcanzaba a ver me lo pidieron.
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Solo por este motivo: mi amigo de la infancia era el mayor fracaso en la historia de la humanidad cuando se trataba de orientarse.
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Cuando creías que estaba caminando detrás de ti, desaparecía, cuando estaba frente a ti, desaparecía en cuanto parpadeabas, si se encontraba junto a ti, desaparecía en el momento en que te rías y tratabas de tocar su hombro. ¿Qué clase de historia de terror era esta?
Hasta en la aldea donde nacimos y crecimos, no podía regresar a casa solo. Si despegabas la vista de él un segundo, se desvanecía en el bosque, desaparecía en el pantano, se esfumaba en las montañas e incluso se escabullía en la casa del jefe de la aldea. Si iba al retrete, no regresaba. Si iba a ducharse, se evaporaba. Encima de eso, no podía llegar a ninguno de esos lugares solo.
Aun cuando era tan popular, por esa simple razón nunca podía mantener una relación seria con ninguna chica. Para empezar, no conseguía ir al lugar de reunión. Incluso si lo hacía, desaparecía. Se esfumaba incluso si iban tomados de la mano, ¿qué se suponía que hiciera? Terminé llevándolo al lugar de sus citas y ellas me trataban como una molestia, esparciendo extraños rumores por todas partes. No podía evitar derramar lágrimas masculinas por eso.
Encontrar a mi amigo de la infancia siempre fue mi trabajo. Aunque éramos como hermanos, he de admitir que sentía que ese trabajo me lo habían impuesto, pero yo también quería jugar con él. Por ende, claro que me esforzaba al máximo para buscarlo.
Su inexistente sentido de la orientación solo empeoró con los años y, mientras buscaba a mi amigo de la infancia que no regresó en tres días en el peor de los casos, me volví más confiado en mis habilidades innecesariamente entrenadas de escolta.
Con el paso del tiempo, me convertí en la única persona capaz de encontrarlo. Mi amigo de la infancia era ágil, incluso si lo veías de espaldas a la vuelta de la esquina, ya no estaba allí cuando llegabas al otro lado. En esas situaciones, solamente yo tenía la destreza de alcanzarlo.
Los caballeros corpulentos y la mejor maga del país enseguida se rindieron en aprehender a mi amigo de la infancia, por eso a final de cuentas yo tuve que acompañarlo en esta cruzada para exterminar el Señor de los espíritus. Qué gran fastidio.
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Entre una cosa y otra, emprendimos la travesía para exterminar algunas fuentes de problemas. Antes de irnos, la aldea se reunió para celebrar un banquete. Con lágrimas en los ojos, el jefe de la aldea le dijo a mi amigo de la infancia «Eres el orgullo de la aldea» y «Da lo mejor de ti por el bien del mundo». A mí solo me comentó «Pues, eh, haz algo» y «Trata de no morir». Hey, jefe de la aldea, por qué no te quedas sentado.
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Desde el principio nuestro viaje se enfrentó a mareas tormentosas. Se suponía que solo vendrían la maga, los gemelos espadachines, el príncipe y su asistente, pero la princesa se escabulló en el barco. La princesa, que emergió de un barril con su ahora cabello corto, era una mujer bastante loca, pero yo estaba persiguiendo a mi amigo de la infancia y me vi en la necesidad de saltar al océano para ir tras de él, así que no tenía tiempo para prestarle atención a eso.
Gracias a que teníamos mucha experiencia de nuestras escapadas en las montañas y bosques, ya sabíamos usar el arco de caza, el cuchillo que siempre resultaba útil y el hacha para cortar madera, así que nuestros compañeros de viaje decidieron enseñarnos a blandir la espada. Hasta aprendimos de la princesa, cuya maestría en la espada era tal que los caballeros promedio jamás soñarían con alcanzar ese nivel. Constantemente recibía golpizas a manos de ella.
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Al cabo de unos días de haber atravesado el mar, vi a mi primer monstruo.
El hedor que emanaba de los trozos de carne en descomposición que caían de su cuerpo y los fluidos corporales que goteaban de él, marchitaban las flores en cuestión de segundos, la forma en que contaminaba la tierra no era más que repulsiva. Cuestioné si algo tan nauseabundo pudiera realmente existir en este mundo, y el hecho de que se trataba de un ser vivo fue demasiado para mí. No pude evitar vomitar.
Todo lo que aprendí desapareció de mi mente y, cuando caí por el miedo sobre mi trasero, ese chico dio un paso al frente y blandió la espada legendaria.
Tras haber eliminado a ese monstruo de un golpe, nuestros camaradas entonaron alabanzas a mi amigo de la infancia. «Cómo se esperaría del héroe», dijeron. Mientras tanto yo esparcí arena sobre el lugar donde había vomitado, tragando mi saliva un par de veces para cubrir el sabor amargo de mi boca. Traté de olvidarlo con una carcajada. De verdad que eres asombroso, como se esperaría del gran y poderoso héroe, estoy orgulloso de ti… Quería decir todo eso, pero, parecía que había algo atorado en mi pecho y no pude decir nada.
Era un bueno para nada; simplemente debí haber soltado una carcajada estúpida como siempre lo hacía, pero en ese momento, no me podía reír por más que lo intentara. En el instante en que bajé la mirada para que nadie notara mi expresión, las voces de alabanzas a mi amigo de la infancia comenzaron a sonar confusas.
Tiene sentido, él ya no estaba allí.
¡¿Qué mierda?!
Los gemelos espadachines tenían sus brazos alrededor de sus hombros, flaqueándolo a cada lado, riéndose junto con él, y aun así se perdió en un abrir y cerrar de ojos.
La búsqueda me llevó tres horas, en cuanto lo encontré, aunque ya era un poco tarde, me di cuenta de algo. Ah, esto no estaba bien. Si perdía el tiempo pensando que no me necesitaba, o que él podría resolverlo todo por su propia cuenta, o que yo no era nadie para él, mi amigo se perdería.
Por cierto, luego de que encontré al chico perdido, cuando lo estaba guiando de regreso con nuestros camaradas, mi amigo de la infancia desapareció de nueva cuenta. Aun cuando lo había tomado de la mano para que no escapara, también me aseguré de no quitarle los ojos de encima. A este paso tendré que dejar de parpadear…
Oh, querido amigo de la infancia mío, regrésame mi momento de seriedad.
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Durante los combates e incluso el viaje en sí, olvídate de que era inútil, incluso llegaba a ser un obstáculo. Si me preguntaras qué hacía allí, respondería sin dudar que era el oficial de niños perdidos. También se podría decir que no tenía tiempo para ponderar sobre el significado de mi existencia o mi orgullo o cualquier tipo de tontería como esa. Después de todo, estaba acostumbrado a buscarlo en tierra familiares, ahora nos encontrábamos en un lugar donde ni él o yo conocíamos la zona.
Mientras caminábamos, desaparecía, cuando corríamos, desaparecía, cuando reíamos, desaparecía, cuando charlábamos, desaparecía, cuando comíamos, desaparecía. Incluso cuando descansaba en su ropa de dormir, desaparecía.
Y yo lo buscaba. Caminaba y buscaba, corría y buscaba, me molestaba y buscaba, me reía y buscaba, comía mientras lo buscaba, y frotaba mis ojos somnolientos conforme buscaba.
Cuando lo encontraba, le daba un coscorrón en la cabeza y regresábamos con nuestros camaradas. Una y otra vez.
Durante esos días, como se esperaría, solo podía huir durante las peleas y siempre estaba disculpándome con nuestros camaradas. Cuando lo hacía, ellos solo ladeaban la cabeza hacia un costado sin mostrar ninguna expresión, así que yo también los veía de igual forma.
Nuestros camaradas me dijeron que ni siquiera serían capaces de viajar sin mi ayuda y soltaron una carcajada. Mi amigo también se río, así que le di un buen golpe.
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En medio del viaje, fui secuestrado por un espíritu en una ocasión.
Si yo no estuviera allí, no habría nadie capaz de traerlo de vuelta; me pareció que dijo algo así el espíritu. Su inexistente sentido de orientación incluso llegó a oídos de los espíritus, no pude evitar agachar la cabeza cuando me enteré de eso.
Los espíritus sabían muchas cosas, desde el problema de su sentido de la orientación hasta las especialidades locales de nuestra tierra natal, aun así, había cosas que desconocían, pensé mientras veía a mi amigo de la infancia aparecer por detrás del espíritu, que me estaba dando una paliza, con una expresión sobre su rostro que hizo palidecer hasta al propio espíritu.
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Mi amigo de la infancia a menudo desaparecía y se perdía más veces de las que quisiera admitir, incluso se esfumaba si estabas atado a sus manos o lo cargabas; sin embargo, por extraño que parezca, siempre que me encontraba en apuros, sin falta llegaba a salvarme. Cuando unos criminales me rodearon, sin ningún motivo en particular salió de un apestoso tubo de alcantarilla y ahuyentó a los criminales con su hedor. Cuando me atrapó una avalancha, sin ningún motivo en particular salió del interior de la propia avalancha y quedó varado conmigo. Cuando estábamos al borde la muerte, encontramos una cueva y solo conseguimos salvarnos gracias al calor del otro. Aun cuando fui atacado por un oso, o caí de un precipicio, mi amigo de la infancia siempre me salvaba sin falta. Él nunca me abandonó y ni una sola vez se mostró renuente cuando tenía que salvarme.
Siempre hacía una entrada genial mientras me extendía una mano y me decía que regresáramos a casa.
Antes de que fuera el héroe del mundo, mi amigo de la infancia ya era mi héroe.
Bueno, al menos hasta que soltaba una carcajada avergonzada y trataba de sujetar su mano, ¡solo para darme cuenta de que había desaparecido otra vez! ¡Aunque sea dame un respiro!
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El fuego del espíritu me alcanzó y mientras las llamas residuales en mi cuerpo seguían carcomiéndome, conduciéndome entre el límite de la vida y la muerte, no vi más que sueños del pasado.
Las técnicas desesperadas de sanación de la maga resultaron efectivas y con mi vida asegurada en su lugar, lo primero que vi cuando recobré el conocimiento fue a mi amigo de la infancia sujetando mi mano con ambas manos y rompiendo en llanto. Por lo visto, pensó que iba a morir. Pues sí, yo también lo creí.
Me sorprendió ver a la maga sollozando también. Aun cuando me había dicho una y otra vez que los hombres inútiles no eran su tipo, ella lloró y lloró mientras murmuraba que estaba feliz de que estuviera con vida. Luego me golpeó. El hecho de que no pudo seguir actuando dulce hasta el final fue, pues, algo lindo.
Es solo que ahora todos los dedos de mi mano derecha, la cual coincidentemente había sido sujetada con fuerza por mi amigo de la infancia, estaban rotos. Serás cabrón.
Luego de varios giros y encuentros, los problemas que enfrentamos tras llegar al palacio del Señor de los espíritus serían difíciles de describir en palabras.
Al pasar por la puerta, el héroe desapareció, en la bifurcación, el héroe desapareció, frente a un camino cerrado, el héroe desapareció, cuando nos encontramos con los cuatro reyes celestiales, el héroe desapareció. Me las arreglé para encontrarlo cuando estaba deambulando por ahí luego de haber decapitado al Señor de los espíritus.
De esa forma, el mundo fue salvado.
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Por cierto, los trovadores cambiaron esa parte en una maravillosa y genial historia heroica. Cuando agaché la cabeza, disculpándome por todos los problemas que les habíamos ocasionado, el héroe desapareció. Lo encontré y le di un golpe en la cabeza.
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De una forma u otra, nos convertimos en héroes, y mi amigo de la infancia se casó con la princesa. Yo le propuse matrimonio a la maga.
Permanecí en el palacio y recibí la posición de su asistente. Recordaba con nostalgia aquellos días donde todo lo que teníamos que hacer era pelear, mientras era perseguido por trabajo y buscaba a un héroe perdido. Me reía que me llamaran la sombra del héroe, mientras buscaba al héroe. Sintiendo las miradas inquietas de los niños que me veían como un héroe con sus ojos resplandecientes, busqué a mi querido amigo. Persiguiendo a mi hijo recién nacido, busqué a mi amigo de la infancia.
Mi amigo de la infancia también tuvo un hijo, aunque se parecía bastante a él, por fortuna el niño no mostró signos de la falta de dirección de su padre y todos se tocaron el pecho aliviados. La persona más aliviada de todas fue mi amigo de la infancia, al grado que se quedó sin fuerzas y apoyó todo el peso de su cuerpo sobre mí. Me queje de que estaba pesado mientras trataba de darle unos golpecitos en la espalda, solo para descubrir que ya no estaba allí.
Ese cabrón.
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Entre una y otro cosa, nos divertíamos todos los días. Mi amigo de la infancia se perdía de nuevo y nuestros camaradas, la reina, sus hombres y su hijo, todos lo buscaban.
Aun cuando ya era un hombre mayor, nada había cambiado y grité «¡Uoooooh!» Mientras corría como loco, pasando mis días buscando al héroe.
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Tengo un amigo de la infancia.
Mi amigo de la infancia se convirtió en el héroe y salvó el mundo sin dejar nunca de ser también mi héroe.
Y hoy, una vez más, mi héroe estaba saludable y perdido.
*********
Tengo un amigo de la infancia.
Desde el momento en que fui consciente podía ver eso. Era capaz de verlos. Y de escucharlos. Las voces me inundaban de todas partes, llamándome. Las manos haciéndome gestos brotaban por donde quiera que viera.
«Tu te convertirás en nuestro Señor»
«Nunca debiste haber nacido humano»
«Se suponía que jamás serías una forma de vida de ese mundo»
Las voces, las manos, se balanceaban frente a mí, llamándome.
Y antes de darme cuenta, siempre estaba solo. Aun cuando unos minutos antes, se suponía estaba comiendo golosinas cerca de una cálida chimenea, y al momento siguiente, me encontraba deambulando descalzo entre el pantano. A pesar de eso, mis pies no se detenían. Guiado por cientos, miles de manos caprichosas, seguí caminando aturdido.
Sabía que tenía que regresar, pero como si una campana sonara en mi mente, esas voces retumbaban, enterrando mis pensamientos. Tengo que regresar, mientras más lo pensaba, más voces me llamaban.
«Así es, regresa»
«Regresa al mundo donde vivimos»
«Regresa al lugar donde se supone que debes estar»
«Solo entonces, podrás ser tu»
Esas voces, esas manos, cubrieron el cielo. Hicieron desaparecer el viento y hasta el suelo por debajo de mí.
Y yo me desplomé. Caí… Caí… Seguí cayendo sin parar…
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—¡Te encontré!
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Las voces y manos se dispersaron.
Regresé al mundo.
Mi amigo de la infancia se deslizó por el pantano y me dio un coscorrón en la cabeza.
—¡Idiota! ¡Vámonos a casa!
Me tomó de la mano y me guío lejos de ahí. Mi amigo de la infancia, que nació el mismo día y a la misma que hora que yo, tenía los zapatos completamente empapados porque se había adentrado a buscarme en el pantano. Nunca se molestó por eso, aunque estuvo eternamente molesto por haber interrumpido su hora de golosinas.
Cada vez que estaba solo, mi amigo de la infancia me encontraba sin falta. Aun cuando ni siquiera yo sabía donde estaba, él definitivamente me encontraba.
En un mal día, desaparecía una y otra vez, pero ni una sola vez dejo de buscarme. Incluso si discutíamos, aun cuando le hubiera dicho algo terrible, mi amigo de la infancia me buscaba para llevarme de regreso.
En una ocasión le pregunté porque me buscaba.
—¿Uh? —respondió mientras se hurgaba la oreja de mal humor—. Me moriría del aburrimiento sin ti.
Ya veo. Así que mi amigo de la infancia estaría aburrido sin mí.
En ese caso, realmente tengo que regresar. Esas cosas oscuras siempre me seguían a todas partes y su número aumentaba año tras año, aun así, tengo que regresar cueste lo que cueste. Esa fue la primera vez que sentí un deseo tan fuerte.
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Cuando mi amigo de la infancia trató de sacar en broma la espada legendaria, yo terminé desenvainándola y me convertí en el héroe.
No tenía miedo de los monstruos o espíritus, pero una vez que dejamos estas tierras familiares y entramos al territorio de los espíritus, esas cosas vagas solo empeoraron. En ocasiones las manos cubrían el mundo a tal grado que no podía ver lo que había frente a mí.
Sin embargo, por alguna razón, esas manos nunca obstruyeron a mi amigo de la infancia. Siempre podía ver su silueta. Siempre podía escuchar su voz.
Gracias a eso era capaz de regresar.
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En una ocasión mi amigo fue secuestrado por un espíritu.
Mi amigo de la infancia iba a morir.
En el instante en que pensé eso, el mundo se volvió completamente silencioso. Regresa, regresa, las voces retumbaron y las vagas manos blancas cubriendo mi mundo era todo lo que podía percibir.
Pensé que, si continuaba así, no sería capaz de regresar, pero no tenía miedo. A lo mucho, lo consideraba una molestia. Miedo… La única vez que he estado realmente aterrado fue cuando sujeté la mano de mi amigo de la infancia, el cual tenía la mitad de su cuerpo quemado por el fuego del espíritu, mientras rezaba por que despertara.
Por alguna razón, pensé que ya no regresaría si dejaba ir esa mano. No sabía si sería mi amigo o yo el que no regresaría, pero de algo estaba seguro, no podía soltarla, así que me aferra a ella por el bien de la vida misma.
Una parte de mí pensaba que no pasaría nada si yo desaparecía. Pero que mi amigo desapareciera de este mundo… Solo eso era algo que jamás podría soportar.
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Me dijeron que habíamos llegado al castillo del Señor de los espíritus, pero yo ya no veía nada. Incontables docenas de manos blancos brotaron, emergiendo a mí alrededor como una ola.
Para cuando me di cuenta, el Señor estaba frente a mis ojos y comenzó a hablar.
Me dijo que no era realmente un humano de este mundo. Que el actual Señor de los espíritus era mi reemplazo. Se suponía que yo sería el Señor de los espíritus, pero varias coincidencias y eventos fortuitos se superpusieron, ocasionando que yo morara en el vientre de mi madre en las montañas.
Ya veo, entonces desde antes de nacer, yo no era humano. Lo sentí extrañamente natural. Las manos blancas que se aferraban a mí, llamándome, eran residentes del mundo al que se suponía pertenezco y, en realidad, yo tendría que destruir el mundo en el que estoy ahora.
El espíritu declaró que había venido a destruir este mundo que no me permitía regresar.
«Regresa conmigo»
El espíritu exclamó con una sonrisa gentil y extendiendo su mano. Las manos blancas que cubrían por completo mi campo de visión temblaron de emoción y todas las voces gritaron con locura.
En el instante en que la mano y sonrisa del Señor de los espíritus se superpuso con la de mi querido amigo, lo decapité.
Luego de haber asesinado a su Señor, las manos y voces se volvieron un poco más reservadas.
Había mostrado claramente mi posición, o tal vez se debía a que el nexo entre este mundo y el otro se rompió con la muerte del Señor de los espíritus.
Me enamoré apropiadamente y me casé con la chica sonriente cuyo rostro se ruborizaba hasta el cuello expuesto por completo debido a su cabello corto. En el mismo año que mi amigo de la infancia, tuve un hijo.
Si bien estos días poco familiares eran molestos a veces, nunca hubo ni una sola cosa que pensara que no valiera la pena.
Las manos y voces todavía me llamaban. Si bajaba la guardia aunque sea por un segundo, terminaba completamente solo.
Pero ya había tomado una decisión.
Sin importar que tanto me llamaran, o lo mucho que ellos nublaran el mundo, yo viviría como un humano en este mundo, y moriría como uno.
Cuando volví en mí, me encontraba de pie en la cima de un acantilado completamente solo, pero la voz que retumbó fue la de mi amigo llamándome, y la mano que se dirigía a mí era un puño directo a mi cabeza.
De esa forma, el sol se ocultó para dar paso a otro día.
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Últimamente las voces y manos han aumentado ferozmente en número.
Mientras cierro tranquilamente los ojos, escucho el crujir de mi silla.
Hace medio año el resfriado de mi amigo de la infancia empeoró y dejó el mundo así de fácil. Sobre una cama cuyas sabanas eran cambiadas todos los días y emitían un lindo aroma, rodeado de sus amorosos hijos, nietos y bisnietos, falleció mi amigo con una expresión pacifica sobre su rostro.
Mi esposa murió el año pasado. Mi bisnieta se casó el mes pasado. Creo que ya he hecho más que suficiente.
Las manos de un blanco puro, que cubrían mi campo de visión, me llamaron mientras se mecían. Las voces me dijeron que ya no era necesario que vacilara, retumbando una y otra vez en mi cabeza. Ya no puedo ver nada en este mundo. Ya no puedo escuchar nada.
Soy consciente de que las manos están esperando para tomarme de la mano y llevarse mi alma.
Pero no estoy preocupado.
Incluso si muero ahora, y llaman mi alma, tengo la sensación de que la mano que me tomara no será la de ellos.
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—¡Idiota! ¡Mira, todos te están esperando!
Mi amigo de la infancia, que nunca dejo de buscarme gritara eso mientras me da un golpe en la cabeza. Tengo la certeza de que guiará a un “fracasado de las direcciones” como yo al mismo lugar donde todos los demás han ido.
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Tengo un amigo de la infancia.
Mi amigo de la infancia me mantuvo en este mundo, salvándome. Él es mi héroe.
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Escrito por: Morino Ion
Traducción al inglés por: Yoraikun
Debo de admitir que siento cierta fascinación por este tipo de historias donde a primera vista todo parece comedia, pero en realidad son muy oscuras. Solo imaginense la desesperación y el miedo que debió haber sentido el héroe, que a donde quiera que fueres siempre te estuvieran siguiendo esas manos y voces, lo peor de todo es que lo aislaban del mundo. No sería una exageración decir que su amigo se convirtió en una especie de faro que lo guiaba en medio de la niebla. Incluso temía que su hijo también sufriera lo mismo que él. Y a pesar de eso nunca le dijo a su amigo lo que le pasaba porque no quería preocuparlo. Sin saberlo se convirtieron en el héroe del otro :’)
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